El COVID – 19 obligó a miles de mujeres a vivir en encierro con sus agresores. Las condiciones de precariedad se han agudizado. La necesidad económica, la carga laboral, la incertidumbre y las tareas de cuidado se manifiestan en que cada vez más, las mujeres abandonan sus planes propios de vida. Reflexionar sobre el autocuidado y ofertar herramientas para navegar esta pandemia, proponiendo un espacio seguro, es lo que busca esta nueva edición de Telas de Araña en este contexto.
Reconocemos que la vida ha cambiado, para siempre. La pandemia provocada por el COVID-19, más aun en países como los nuestros en los que la pobreza sigue incrementando cada día, nos exponen a un estado permanente de angustia e incertidumbre. Por ello, ante un mundo que exige “productividad” de nosotras, hablar de autocuidado es revolucionario.
En Ambato y Guayaquil, la Secretaría de Derechos Humanos ha destinado esfuerzos para atender a mujeres que, en medio de esta crisis, enfrentan a diario violencia contra si mismas y sus familias, violencia que se basa en el único hecho de que son mujeres. Un total de 60 nuevas arañas se sumaron a este proceso.
A través de doce (12) días de acompañamiento en modalidad multi-plataforma, cada participante del proceso generó un diario de autocuidado.
Cada mujer recibió un kit que contiene material de trabajo para doce días. La metodología implica la generación de contenidos cuya vigencia se prolongue más allá de los encuentros y que pueda ser utilizada por otras personas.
Parte fundamental del autocuidado es la alimentación. ¡Comer es amor, comer es compartir, comer es felicidad, comer es nutrirse, comer es vivir!
El objetivo de esta jornada de trabajo offline fue aprender a balancear las comidas que hacemos, de forma que se pueda alimentar el cuerpo para darle la energía que necesita para funcionar.
A partir de las recetas enviadas, se consolidó un recetario, el mismo que fue compartido con todas una vez finalizado el proceso.
Este recetario evidencia la diversidad de saberes presentes en el grupo de mujeres con el que trabajamos. Los mismos ingredientes son transformados de diferentes maneras, lo que corresponde a un bagaje cultural de cada una. Compartir recetas es compartir identidad.
A partir de lo vivido en los doce días de trabajo, el objetivo es sistematizar la experiencia y sacar la voz: narrar la historia de lo que fue, de lo que pudo ser y no fue porque la violencia llegó o de lo que quiero que sea.
Es un espacio para que, haciendo uso de todo “lo que se ha movido” en el proceso, se pueda hacer un registro, una creación que, al complementarse con las de otras mujeres, pueda expresar una potente denuncia.
Contamos con historias muy distintas. A partir de un proceso de edición hemos logrado construir un contenido en formato podcast que relata y da cuenta de las diversas realidades de las mujeres que fueron parte del proceso. El podcast puede ser escuchado aquí.